En cualquier caso, ha habido un juego que me ha sorprendido por lo bien tejido que estaba. Bueno, no era un juego, sino cuatro: estoy hablando de Halo: Master Chief Collection.
A lo largo de todos estos años he visto multitud de remakes muy bien hechos y que incluían multitud de novedades, pero lo que está de moda ahora es juntar cuatro juegos viejos y venderlos por un precio muy superior a su valor real. Nada de cariño, nada de amor; la colección de Silent Hill fue tan mala que hubo disculpas oficiales y todo.
Ahora llegan los chicos de Microsoft y, por primera vez, puedo admitir que si la saga Halo no me importara un rábano no dudaría en comprar su juego. La recopilación de Halo incluye los 4 juegos principales (los dos primeros remasterizados, pero con la opción de cambiar entre la remasterización y la versión original); el multijugador con todos sus mapas, incluido el online en servidores dedicados; un montón de logros; algunos playlists con los momentos más épicos de cada juego.
Todo el mundo queda satisfecho: Los amantes de la nostalgia tienen sus playlists, los amantes del multijugador tienen más de 100 mapas tal y como los recordaban, y los nuevos fans pueden disfrutar de la historia de la franquicia. Todo en un sólo disco y un sólo menú, sin complicaciones. Encima, se incluye un live-action en el que se ha visto implicado el mismísimo Ridley Scott, y una beta para el Halo 5.
Han pasado unos cuantos años desde que empezó la moda de las colecciones estas, y ahora por fin tenemos un verdadero referente. Que conste que no todas habían sido malas, pero esta vez nos encontramos delante de un verdadero monstruo de producto digno de la estantería de todo tipo de fanáticos.
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