Bueno, un año más y uno de los grandes eventos vuelve a abrir sus puertas en Barcelona. En este caso estamos hablando del Salón del Cómic de Barcelona, que celebró su 33ª edición  este fin de semana pasado. La verdad es que el Salón del Cómic es un evento al que tengo especial aprecio ya a nivel personal, puesto que fue el primero que analicé en serio, y la verdad es que la cosa no salió tan mal. Además, es un evento grande y que siempre me ha dejado con un sabor de boca bastante positivo. Esta vez ocurrió algo parecido, así que ahí os van mis impresiones completas del asunto.
Había un autobús dónde vendían crêpes por si querías dejarte el dinero antes de entrar
Antes de nada debo decir que por primera vez, tuve la oportunidad de asistir a este evento con un pase de prensa, lo que hizo más fácil el acceso. No puedo decir “hubieron cinco horas de cola” porque no me tragué toda la fila de gente. Sin embargo, algo que noté respecto a otras veces es una mejor organización a la hora de montar las entradas y salidas. Los guardias estaban al tanto de dónde empezaban las colas (que eran considerablemente largas, todo sea dicho, y teniendo en cuenta lo vacío que estaba el salón iban probablemente bastante lentas), y la atención al cliente era bastante mejor a otros años. Algo que también me sorprendió positivamente es que la amabilidad por parte del personal era patente, a pesar de que la seguridad “anti-timos” ha sido reforzada con fuerza, siendo bastante más difícil colarse sin pagar.
No debería haber estas colas a las 13 
Pasando al salón en sí, nos encontramos con otro problema recurrente que no ha sido solucionado, sino que ha empeorado en contraste al salón del año pasado: el uso del espacio. En la edición anterior del Salón del Cómic de Barcelona  el espacio estaba algo mal aprovechado, creando salas vacías y aglomeraciones de gente en algunos puntos concretos del lugar. En este caso la historia se repite, y a lo grande. Las exposiciones ocupaban mucho más espacio del que realmente requerían (había una sala entera medio vacía y sin gente), mientras que la entrada del evento y los stands principales estaban repletos de peatones. Esto viene con el contrapunto positivo de que había muchas más exposiciones, pero no eran tan impactantes como las del año anterior y muchas de ellas se reducían a meros paneles que ocupaban demasiado espacio. ¿Sale a cuenta? Personalmente, no lo creo.
En esta edición se optó por un cambio de pabellón
Otro gran error de esta edición del salón es el desaprovechamiento del tema principal. En teoría era la fantasía, y parecía querer centrarse en "Juego de tronos". Lo cierto es que debería ser “Juego de Trono”, porque apenas había una réplica del famoso asiento en la que sentarse y un par de cosplayers (contratados en la Japan Weekend de este año) con los que hacerse fotos.
Había muchas exposiciones y muy poca gente viéndolas...
...Aunque algunas de ellas eran realmente interesantes
Para acabar con las críticas, diré que ha sido un evento más bien pequeño en comparación al de otros años. Esto es el resultado de un menor espacio (aunque se usó el piso de arriba del pabellón), sumado a las grandes zonas vacías que podéis ver en las fotos de esta entrada. La falta de gente (creo que el día que tuvo más visitantes fue el domingo) aumenta la sensación de vacío, quitándole algo de ambiente al lugar. Dicho esto, hubo algo que sí me sorprendió gratamente, y es que había multitud de cosplayers oficiales. Con esto me refiero a gente del personal que llevaba trajes de sagas conocidas como Dragon Ball o Star Wars, y que estaban dispuestos a hacerse fotos con todos sus fans. Es la primera vez que veo algo así, y la verdad es que añadía mucho a la experiencia. También diré que a pesar de que los stands estaban poblados de artículos falsos (esas figuras…), vi bastante material algo caro, pero auténtico e incluso difícil de conseguir.
Aunque algo ocultos, los stands de Nintendo y Sony seguían ahí

Pude jugar Bloodborne, que me decepcionó un poco

Finalmente, debo remarcar que el ambiente favorecía mucho al cómic por encima del manga y videojuegos; había muchas tiendas de segunda mano, y la mayor parte de los stands estaban poblados de pilas de tebeos. ¿Es esto algo malo? Para nada. Más bien al contrario; no tengo mucho interés en el cómic (especialmente en los superhéroes), pero estamos hablando del Salón del Cómic, y el manga ya tiene su propio evento. La creación de un nuevo concurso de cosplay dedicado exclusivamente al cómic y a un mundo más occidental (fantasía, ciencia ficción, etc) también me parece una decisión acertada, aunque debería ir acompañada de un cambio en las directrices de los concursos del Salón del Manga de Barcelona (evento que también está organizado por Ficomic). Así cada temática quedaría separada, y se podrían crear concursos más homogéneos.
El domingo hubo más gente, aunque por regla general el evento estuvo algo vacío
Como resumen, diré que por primera vez en años me he encontrado con un evento totalmente neutral. No lo odio, ni lo amo. Tiene como todo, sus pros y contras, y en este caso me parecen bastante igualados en su naturaleza. A notar:
Pros:
  • Más amabilidad por parte del personal
  • Más centrado en el cómic y de temática más occidental
  • La creación de un concurso de cosplay orientado a tal temática
  • Más exposiciones 
  • Más material auténtico 
  • Cosplayers oficiales
Contras:
  • La organización se puede mejorar, demasiadas colas
  • Mucho espacio desaprovechado que desemboca en un evento de menores dimensiones
  • Casi todas las exposiciones eran de la misma naturaleza (paneles, paneles, y más paneles)
  • Precios excesivos (la propia entrada del salón ya costaba 8€, un euro más caro que el año pasado…)
  • Menos gente que en otras ediciones

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