Supongo que a estas alturas todo el mundo habrá oído hablar de los Yûreis y Yôkais y de míticas películas japonesas como The Ring o Dark Water. Pero mucho antes de estos clásicos del terror japonés y de sus secuelas norteamericanas hubo otro cine de fantasmas japoneses, basado en leyendas populares, y que generó títulos como Cuentos de la luna pálida de agosto, Trono de SangreHistoria de fantasmas japoneses, Jigoku, Kuroneko o la propia El más allá sobre la que trata el post de hoy.

Estrenada en el lejano 1964, Kwaidan (también conocida como Kaidan o El más allá) representa un ejemplo excelente de este tipo de genero (o subgénero, ya que fácilmente podría enmarcarse en el genero fantástico) con una puesta en escena increíble y una estética rozando la paranoia psicodélica que la convierten en una joya del séptimo arte.

Nos encontramos ante una película tan genial como desconocida (si no voy equivocado en nuestro país tan solo se ha emitido dos veces, en el año 2000 en TVE y en el 2003 en el 33 - televisión pública catalana -), una referencia del cine de terror japonés dirigida por Masaki Kobayashi basada en una recopilación de cuatro cuentos fantásticos escritos por Lafcadio Hearn: "El pelo negro", "La mujer de la nieve", "Hoichi, el hombre sin orejas" y "En una taza de té".

Tres horas de película repartidas entre las cuatro historias, con un ritmo de narración realmente lento pero decisivo para meternos de lleno en la película.
No esperéis dar saltos de miedo en vuestros sofás, ni abundancia de escenas gore y sangre. Estamos frente a una película donde los silencios tienen tanta o más importancia que las palabras, donde la gélida y densa atmósfera terrorífica de esta película se consigue mediante transiciones entre el mundo real y el fantasmal, con decorados exquisitamente preparados y recreados, con un juego cromático impactante y una extraña música que pone los pelos de punta a cualquiera. Estos elementos, juntos a un cuidado y sobrecargado maquillaje y vestuario, acercan a este film más al teatro clásico japonés que al séptimo arte y debe ser disfrutada poco a poco, sin prisas, quizás en varias etapas, pero sin lugar a dudas, participando de sus historias y sin despegar los ojos de la pantalla, o en caso contrario corréis el riesgo de perderos las excelentes ideas y recursos que utiliza la película en su puesta en escena.

El pelo Negro

Primera de las historias de esta larga película que nos muestra una fábula con moraleja sobre el amor verdadero y la ambición.
Un pobre pero ambicioso samurai abandona a su mujer para tener una vida mejor, casándose con la hija de su señor, pero tras unos años descubre que sigue enamorado de su primera esposa y vuelve en su busca. Tras encontrarla y pasar con ella una noche, descubrirá que el destino le ha jugado una cruel y despiadada sorpresa.
De las cuatro historias, esta es la que mejor aprovecha las posibilidades que ofrece la música y los efectos de sonido en una película de terror. Estremecedora la parte sin dialogo, en que los únicos sonidos existentes son los crujidos de la casa junto a una extraña música. Si a esto le unimos la gran explotación que ha hecho Kobayashi del silencio y sus posibilidades expresivas en la narración, convendremos en que el director consigue crear una atmósfera realmente agobiante.

La mujer de la nieve

Dos leñadores huyen de una fuerte tormenta invernal logrando guarecerse en un cobertizo junto al río. Por la noche la aparición de una misteriosa mujer acaba con la vida del más viejo, perdonándole la vida al otro bajo palabra de mantener el secreto de lo ocurrido en el cobertizo. Varios años después, el joven leñador desvelara a su esposa el trágico suceso desatando una escalofriante sorpresa que jamás hubiera imaginado.
Visualmente el mejor de los cuatro relatos, un espectáculo de color que nos trasladará a una dimensión hipnótica y a la vez trágica.

Hoichi, el hombre sin orejas

Quizás una de las historias populares más conocidas y una de las piezas magistrales de esta película, donde la fusión entre fantasía, leyenda épica y relato trágico envuelven al espectador en un aura fantasmagórica. Relata los acontecimientos sufridos por Hoichi, un joven ciego y experto en el manejo del Biwa (instrumento musical similar al laud) llamado por los fantasmas de un antiguo clan para rememorar los acontecimientos de una batalla ocurrida setecientos años atrás.

En una taza de té

El último de los relatos que ahonda en el motivo de porqué algunos de los cuentos fantásticos de la cultura japonesa han sido piezas inacabadas, integrando ficción y realidad en un antológico final digno de los grandes maestros del terror.
Posiblemente la más floja de las cuatro partes. Malogra una muy buena idea narrándola junto a una historia floja y con momentos de excesiva brusquedad en el manejo de la cámara, aunque a su favor hay que destacar el espectacular final  y su dedicación a los primeros planos de tazas de té, convirtiéndolas en elementos amenazadores y nada agradables.

Influencias...

Que el mundo del Séptimo Arte toma prestadas ideas entre diferentes películas y directores no es nada nuevo, por lo que no es extraño que encontraremos referencias a Kwaidan en otras películas más recientes y conocidas. No olvidemos que estamos hablando de una película del año 1964, con unos efectos especiales y unos diseños limitados a los conocimientos técnicos de la época; aun así, podemos descubrir detalles de Kwaidan en obras como Conan, que recoge la idea de escribir el libro sagrado por el cuerpo del guerrero, Dracula, donde la idea del ojo que todo lo ve de la mujer de la nieve toma vida en el cielo de los Carpatos, o La niebla, que recoge la omnipresente neblina existente en esta película incorporándola en ella como elemento central.

Resumiendo...

Cuatro cuentos de fantasmas donde prima una estética exquisita, con una paleta de colores simplemente brillante y una banda sonora que a buen seguro ejercerá su función sobre el espectador, creando todos ellos los elementos necesarios para revestir la narración de un halo de terror y a la vez revolucionar el genero del terror en Japón, mostrando a sus espectros en un mundo alejado de la compresión humana.

Al igual que me ha pasado con alguna otra película, me ha sido realmente complicado encontrarla para verla en castellano, aunque finalmente he hallado un enlace que me ha permitido ver el vídeo.
De todas formas, y teniendo en cuenta que es una muy buena película, creo que vale la pena intentar tenerla en la colección. Si no voy equivocado Filmax trajo la versión completa sobre el año 2000, quizás todavía sea posible encontrarla en algún Salón del Manga o Japan Weekend, alguna vez he descubierto auténticas joyas descatalogadas desde hacía tiempo.
Por si no la encontráis, un trailer para abrir boca y el enlace del blog donde pude verla en castellano:

Larga y Prospera Vida.

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