Por alguna razón, la semana después del salón del manga siempre está plagada de exámenes y demás tareas laborales o estudiantiles. Esta vez no ha sido diferente, pero no me quedaré a gusto hasta que me desahogue así que aquí están: mis impresiones del XXI Salón del Manga de Barcelona. Mías. Quiero dejar esto claro porque creo que es la primera vez que he recibido comentarios tan variados sobre el salón, y me da que los asistentes estarán divididos. En resumen, no os cabreéis conmigo por favor.
Los precios estaban por las nubes...
En cualquier caso, estamos delante del mayor evento al que he asistido. Esto ya dice mucho del salón de este año, que se nos presentó en un principio como la crême de la crême. De lo mejorcito, vaya. ¿Ha estado el salón a la altura de semejante hype? Obviamente, eso es imposible, y se han repetido los mismos errores de siempre: mala organización, poca variedad...
Los típicos stands de comida
Pero empecemos por lo bueno, que eso siempre va bien. Como he dicho, éste ha sido un evento enorme: el mayor Salón del Manga de todos los tiempos. Se abrió otro pabellón y todo: había mucho espacio. Tantos sueños, tantas posibilidades desperdiciadas... Por otra parte, los temas centrales fueron Super Mario y la catástrofe nuclear de Japón. Ficomic se trajo también a invitados muy interesantes que iban desde mangakas (Asano, autor de culto, estuvo ahí con toda su peculiaridad) hasta una verdadera superviviente de Hiroshima. ¡Increíble! Como fan de Nintendo y estudiante de Asia Oriental, la cosa pintaba interesante para mí. Incluso demasiado interesante. 
El piso de arriba. Había una puerta torii, y algunas exposiciones
Y digo demasiado porque el salón no supo aprovechar estos temas. Podéis entregar gorros de Mario, podéis poner una exposición y pancartas enormes, pero eso no hace que el tema principal del salón sea Mario. ¿Sabéis quién ha visto esa exposición tan bonita de la entrada? Veréis: todos los estudiantes de diseño, todos los que vieron el E3 de Nintendo del año pasado, todo aquel que haya formado parte de los miles de personas que compraron Mario Maker (que venía con la misma exposición, sólo que en lugar de ocupar medio pabellón ocupaba un mísero libro)...  El caso es que, aunque el contenido fuera interesante, no se aportó nada nuevo, y la ya mencionada exposición parecía estar ahí para rellenar y poco más. Al menos pudimos ver documentos originales, que ya es algo...
El diseño de niveles original es interesante, al menos...
...y ver a Mario dibujado a mano, con las anotaciones, siempre impresiona
Tras esta pequeña explosión de odio, sin embargo, debo aplaudir; los demás temas recibieron un buen trato. Nunca imaginé que vería a una superviviente de Hiroshima, pero ahí estaba, recibiendo preguntas absurdas como "¿Qué debería hacer si tiraran una bomba nuclear sobre Cataluña?" No sabría qué responder ante eso, pero creo que cualquier cosa sería mejor que hacer perder el tiempo a la pobre ancianita. Además había una maqueta muy interesante en el piso de arriba, junto a otras exposiciones de lo más variopinto y una puerta torii donde hacerse fotos. No eran nada del otro mundo y me dio la impresión de que estaban llenas de elementos de relleno que no venían al caso, pero cumplían. Mención especial para la exposición de mangas relacionados con el holocausto nuclear, que sí era interesante y novedosa.
Había una exposición sobre Hiroshima...
...Junto a la ya mencionada exposición sobre mangas del holocausto. ¡Buen trabajo!
Dejando de lado los temas, el espacio estaba muy mal aprovechado. Ficomic intentó distribuir a la gente entre los pabellones, pero fracasó, lo que resultó en un problema de aforo, que a su vez resultó en lo de siempre: largas colas. Colas para entrar en el pabellón de los stands no comerciales, colas para entrar al recinto... En realidad este salón ha sido de lo más japonés, porque hacer cola es el pasatiempo número 1 del país nipón. Al final los pabellones de stands permanecieron llenos y los demás vacíos. Como siempre. Y distribuir a la gente no era tan difícil; se podrían haber puesto mesas y bancos junto a la exposición sobre mangas del holocausto nuclear, y la gente habría ido ahí a comer. Se podrían haber montado más y mayores stands no comerciales en una de las zonas vacías (eran enanos, y aún así estaban a reventar), y la gente habría ido a verlos. Se podrían haber bajado los precios de los stands comerciales y el número de stands aumentaría, que cada vez hay menos. Es muy triste ver como, a pesar de que cada año recibe a más gente, el Salón del Manga de Barcelona está cada vez más vacío.
Espacios vacíos...
Y sobre la atención al cliente, bueno... creo que este año me ha ocurrido de todo. Para empezar, se le entregó mi acreditación a otra persona. Me echaron cuando estaba ayudando a unos compañeros a empaquetar sólo porque habían pasado 5 minutos desde las 21:00 y yo no tenía pase de stand. Y no queréis saber lo majos que son algunos miembros del personal, porque a dichos compañeros les llegó por error un mensaje dirigido a otro miembro de Ficomic y tela. Eso sí, mapas y horarios la semana de antes. 
La maqueta del piso de arriba
Por otra parte, se montaron muchas actividades y mucho más accesibles, lo cual me parece muy bien. Y lo digo honestamente. Eso incluye talleres de cosplay (un pasatiempo que cada vez está más de moda), y charlas sobre muchos temas. Olé para el salón en este aspecto, de verdad. También hubieron muchísimas actuaciones musicales y los clásicos concursos. 
Los concursos estaban llenísimos de gente
Tras todo esto, sin embargo, debemos preguntarnos: ¿Ha cumplido este salón? Mayores precios, mayor espacio, y sin embargo menor contenido. ¿Vale la pena? Aunque nada haya salido terriblemente mal, la opinión general sobre el XXI Salón del Manga de Barcelona es que "Ha sido muy aburrido". Y eso no debería ser así. Ficomic debería solucionar de una vez por todas el problema del espacio, y abaratar costes o invitar personalmente a más comercios, puesto que mucha gente viene al salón a comprar y poco más.

El Salón cierra sus puertas...
Ah, y como extra, el cartel de este salón es vago y poco original. Se dibujó un gato y luego se copió 4 veces; y se recortó mal, además, que todavía se ve el borde blanco. En resumen: menos soltarles billetes a artistas medio conocidos y más volver al emblemático concurso, que la gente lo echa de menos.

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