Qué voy a decir llegados a este punto: un año más el Salón del Cómic de Barcelona llega a su fin, y a pesar de llevar 35 ediciones, el evento sigue siendo uno de mis favoritos. Esta vez, sin embargo, la cosa ha sido algo diferente. Estoy hablando de un salón más pequeño, caracterizado por una mayor condensación y un mayor enfoque en las exposiciones.
La exposición de aviones estaba ahí para sorprender a los recién llegados
La exposición de aviones estaba ahí para sorprender a los recién llegados
¿Recordáis todas esas quejas sobre la mala organización del espacio? Olvidadlas. Este año no puedo decir (casi) nada al respecto, porque cada parte del recinto fue llevada con cohesión y era fácil moverse por el lugar, incluso sin tener mapa (tal y como debería ser, vaya). Cada espacio era como su propio universo, y el evento estuvo dividido en tres partes: los comercios, las exposiciones, y el resto. Cada una de estas porciones tenía su propio pabellón y estaba bien diferenciada de las demás, así que las analizaré por separado:

El salón comercial

La parte "comercial" del Salón del Cómic suele ser la más transitada, y eso no ha cambiado este año. De hecho, es posible que hubiera más gente que de costumbre, porque llegaron a agotarse las entradas del sábado. No ha sido muy diferente a lo visto en otros años excepto por un pequeño detalle: no había tanto cómic antiguo. Es una opinión personal (y quizás algo prejuiciosa), pero recuerdo que el mismo año pasado los comercios estaban a rebosar de obras y colecciones antiguas; mis recuerdos de esta edición, en cambio, son más stands de merchandising e incluso un puesto enorme de Blizzard. No algo malo, pero sí curioso.
Los stands comerciales fueron más o menos lo de siempre.
Los stands comerciales fueron más o menos lo de siempre.
Las paradas estaban situadas en el mismo pabellón y eso permitía darse una vuelta sin interrupciones, cosa que facilitó la vida de aquellos interesados sólo en exposiciones y demás, que pudieron pasearse por las otras partes del recinto sin tener que esquivar gente. Y hablando de expos...

Las exposiciones

Estaban algo apartadas, en el pabellón 4, pero todas juntitas y con varias sorpresas interesantes. Este año pudimos ver una exposición bastante amplia de la TBO, entre otras cosas; las paredes del pabellón 4 estaban repletas de originales y explicaciones, y eso se agradece.

Quiero destacar la "zona" que se dedicó a Lucky Luke por un simple motivo: la ambientación. A pesar de tener el mismo formato que el resto de la sala (paneles con descripciones y arte) estaba organizada como un pequeño pueblo sacado del tebeo (como un pequeño diagrama), de modo que podíamos pasearnos por el lugar mientras leíamos los diversos paneles.  Este tipo de montajes fueron lo que más me gustó de la Barcelona Games World, y deberían llevarse a cabo con otras exposiciones puesto que llaman mucho la atención y hacen la experiencia más divertida. Además, proporcionan una falsa sensación de inmersión, como si el visitante se adentrara en una escena del cómic. En mi opinión, una muy buena idea.
La expo de aviones tenía también vehículos.
La expo de aviones tenía también vehículos.
Otra cosa curiosa que pude ver en esta sala fue la presencia del dibujante coreano Kim Jung Gi, que estuvo haciendo varios murales en directo (su estilo consiste en improvisar con un rotulador). Estos iban siendo colgados al lado de su stand, así que cada vez que pasábamos por el lugar pudimos ver cosas nuevas. Esto es otro buen ejemplo de interacción y dinamismo entre el visitante y la exposición.
Una muestra de la exposición de TBO.
Una muestra de la exposición de TBO.
Finalmente, el tercer punto que me llamó la atención de esta parte fue la exposición de avionetas. A diferencia de las demás, esta estuvo situada en la entrada del recinto, en el patio principal, y consistía en varias maquetas de máquinas que han aparecido en el cómic y un Cessna que si no recuerdo mal era real. Cada avión iba además acompañado de varios "actores" vestidos para la ocasión. Esta expo no sólo daba una buena impresión al visitante primerizo, sino que además servía para atraer a la gente hacia la resta de exposiciones, en el pabellón 4; una buena forma de controlar un poco el flujo de gente que además no resulta nada intrusiva. 

El resto

Suena mal decirlo, pero esta parte estaba situada en el piso de arriba y contenía todo lo que no pegaba en las demás: autores, los fanzines, el stand de Nintendo y las asociaciones. ¿Lo más destacable de este segundo piso? El stand de Nintendo, sin duda alguna. Estamos hablando del puesto más grande que Nintendo haya colocado en un salón del cómic, y estaba repleto de juegos que todavía no han salido al mercado (algunos incluso sin fecha de salida).
El stand de Nintendo era enorme.
El stand de Nintendo era enorme.
Al lado de este stand estaban los fanzineros; hubo muchas quejas por esta localización, que algunos categorizaron de "apartada", pero lo cierto es que la magnitud de la parada de Nintendo llamaba mucho la atención, y siempre había mucha gente por la zona.

Finalmente pudimos ver algunos puestos con autores, además de las clásicas asociaciones: la legión 501, Star Props, etc. Pasearse por la zona fue agradable gracias a la gran cantidad de atrezzo y cosplayers, que animaban bastante el ambiente.
Este tipo llevaba una armadura de verdad. ¿Sería de 1.6 o de 1.9mm?
Este tipo llevaba una armadura de verdad. ¿Sería de 1.6 o de 1.9mm?

Y bueno, eso es básicamente todo lo que hubo en el salón. ¿Fue algo más pequeño? Sí. Ni siquiera se llegó a utilizar la famosa primera planta (no sé si por una decisión de Ficomic o por alguna otra cuestión). Sin embargo, el tamaño no importó demasiado: este evento fue fácilmente el mejor Salón del Cómic en el que he estado, y espero con ganas volver el año que viene.

Publicar un comentari

Recuerda que debes haber aceptado la política de privacidad de Google para comentar.
Para tu información, puedes consultar nuestra política de privacidad y aviso legal donde encontrarás toda la información al respecto.