Hoy traemos la historia de Yoshie Shiratori, un antihéroe de la cultura japonesa, famoso por haber escapado de prisión en cuatro ocasiones, utilizando en una de ellas sopa de miso.

Un poco de historia

Nacido el 31 de julio de 1907 en la prefectura de Aomori en el seno de una humilde familia, ya desde niño soñó con convertirse en marinero y surcar los mares para conocer nuevos lugares. Pero su situación familiar no ayudaba a sus pretensiones, así que desde muy joven Yoshie tuvo que ponerse a trabajar, con 12 años, como vendedor de tofu. Transcurridos unos años cambia de profesión para convertirse en pescador de cangrejos en un barco ruso.

Tras cinco años pescando cangrejos, hastiado y con una adicción a la bebida muy marcada, decide probar diferentes trabajos, desde cocinero hasta camarero. Pero la vida sigue sin sonreírle, añadiendo a su ya maltrecha existencia otra adicción más: el juego, que le llevará a la ruina absoluta.

Su vida no mejora con el tiempo, alcoholizado y perdiendo mucho dinero con el juego, acaba cometiendo pequeños delitos que le permitan pagar sus deudas, hasta que una noche es detenido por la policía, acusado de robo y asesinato de un hombre, al que Yoshie debía dinero y que habían matado de 13 puñaladas... con el cuchillo del propio Yoshie.

Shiratori sabe que es inocente, él no ha matado a nadie, pero finalmente es condenado, con tan solo 26 años de edad, a 50 años de prisión, condena que deberá cumplir en la cárcel de Aomori, y que inicia el mito de este hombre en los bajos fondos japoneses.

La primera fuga

Su primera condena, en la prisión de Aomori, un lugar terrible donde los presos van encadenados todo el día, incluso para dormir, y los guardias se encargan de torturar a los presos, entre ellos a Yoshie. Sin embargo, uno de los guardias, se apiada del joven Shiratori, dándole un trato más humano que el resto de la guardia de la cárcel.

Tres años más tarde, durante una noche, Yoshie fuerza los candados de sus esposas y la cerradura de la puerta de su celda con un alambre encontrado, y consigue escapar de prisión sin que nadie se dé cuenta.

Shiratori ha conseguido escapar de forma muy fácil de una de las prisiones más temidas del Japón de la época... pero no será la primera ni la última vez que lo consiga.

La segunda fuga

Tres días más tarde, nuestro protagonista es detenido de nuevo mientras robaba suministros en un hospital. Una nueva condena, esta vez de cadena perpetua, lo lleva de nuevo a prisión, esta vez en al complejo de alta seguridad de Akita.

Conscientes del riesgo de fuga, Yoshie es encarcelado en una celda sin cerradura, con cierre exterior y que no puede manipularse desde el interior y con el techo a seis metros de altura (o tres metros, depende de donde busquéis la información).

Desde el momento en que entro en la celda, Shiratori ya está maquinando una nueva forma de escape de su celda. Y la encuentra en una ventana de ventilación que hay en el techo de su celda, aunque para llegar a ella tenga que trepar por unas paredes lisas y a una altura considerable. Un mes y medio más tarde, Yoshie ha conseguido abrirse paso hasta las alturas, romper la ventana y escapar. De nuevo, en noviembre de 1943, ha conseguido escapar de prisión.

La tercera fuga

Con una orden de búsqueda y captura sobre su cabeza, Yoshie Shiratori consigue esconderse durante diez días, tras los cuales se entrega voluntariamente a la justicia con la mediación del funcionario de prisiones que conoció y entabló amistad en la prisión de Aomori.

Nueva condena, esta vez en Abashiri, al norte de Hokkaido, una de las prisiones más temibles de Japón, más parecida a un campo de concentración que a una cárcel: los presos son tratados como animales, su única vestimenta es un taparrabos, no les dan prácticamente comida, viven entre excrementos y se ejecuta a los presos más conflictivos.

Yoshie sabe que no durará mucho en una cárcel como esta, así que empieza a preparar, de nuevo, una fuga, pero no será fácil. Conociendo su pasado, el preso Yoshie Shiratori es vigilado constantemente, en un intento de frenar cualquier intento de fuga. Pero nuestro protagonista ya ha descubierto un punto débil de la cárcel: del techo de cada celda parte un cable de acero que lleva hasta el techo del edificio. Sin embargo, hay un inconveniente: para acceder a este cable, primero tendrá que sortear la puerta de hierro de su celda.

Si algo está claro, es que Yoshie es un hombre de ideas, así que decide utilizar parte de la sopa de miso que le traen para comer como ingrediente principal de su fuga. Vuelca, día tras día, parte de su sopa en la abertura de la puerta para la comida. Así, la sal que incorpora la sopa corroe poco a poco esta pequeña puerta y con el tiempo, y mucha paciencia, la obertura es lo suficientemente grande para que Yoshie pueda salir (no sin antes dislocarse el hombro para poder pasar a través de ella). Tras recolocarse el hombro, Yoshie anda por el cable de acero, llegando al techo y forzando unos paneles de madera para poder salir al exterior. Yoshie es libre... otra vez.

La cuarta fuga

Las fugas de Shiratori no pasan desapercibidas, y ya son portada en muchos diarios de Japón, que lo consideran un héroe antisistema.

A pesar de la opinión mediática, Yoshie es capturado de nuevo y condenado a muerte. Enviado a la prisión de Sapporo, parece que este será el final definitivo a la historia de Yoshie Shiratori, ya que esta vez es encarcelado en una celda especial para él, con un techo con rejas de acero (recordemos que sus dos últimas fugas han sido por el techo, así que esta vez se aseguran que esta parte de su celda sea invulnerable) y vigilada las 24 horas por seis guardias.

Pero Yoshie ya ha encontrado otro punto débil de su celda: el suelo. Cubierto de madera, pero formado por tierra bajo la madera, La construcción de un túnel bajo él es la opción más viable para escapar de nuevo.

Así que mientras los guardias vigilan el techo de la prisión y la puerta de su celda, Yoshie cava durante meses un túnel con el único instrumento que posee: un bol de sopa de miso. Seis meses después de entrar en prisión, Yoshie Shiratori se escapa de nuevo.

El final de la historia

Yoshie ya no es el joven solitario y atormentado de hace años, se ha convertido en un ídolo en Japón, todo el mundo lo conoce a través de las historias contadas en los periódicos.

A pesar de todo, tras un año de su fuga, coincide con un policía en un banco del parque, que no lo reconoce y entabla conversación con él. Finalmente, el policía invita a un cigarrillo a Yoshie que, conmovido por su amabilidad, confiesa ser el fugitivo más buscado de Japón y se entrega al oficial.

Llevado a juicio de nuevo, esta vez le sonríe la suerte. Los tiempos han cambiado y el Tribunal Superior que lo juzga revoca su pena de muerte y lo condena tan solo a 20 años de cárcel, concediéndole su petición de cumplir la condena en una prisión de Tokio.

No hubo más fugas, y en 1961, trece años después de su encarcelación fue liberado por buena conducta. Yoshie vivió varios años más realizando trabajos ocasionales para poder vivir, protagonizando por fin su última fuga: muere de un ataque cardiaco en el año 1979, a la edad de 71 años.

La fama de Shiratori y de los relatos de sus escapadas de prisión (relatos más folclóricos que reales) acabaron calando hondo en Japón, hasta el punto que existe un memorial a Yoshie en el museo de la prisión de Abashiri.

Esto es todo, espero que os haya gustado la historia de Yoshie Shiratori, una leyenda con un arma secreta: su bol de sopa de miso

Larga y Prospera Vida
Imágenes: Wikipedia

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