Hace un par de meses estuve viendo una entrañable película, una historia sobre la lealtad y el amor entre un profesor de universidad y su fiel perro, un ejemplo de lealtad canina que cruzo las fronteras del Japón de la década de los años 30.
Me refiero a Hachikō, el fiel perro del profesor Hidesaburō Ueno que estuvo durante años esperándolo a las puertas de la estación de Shibuya y la dramatización de su vida en la película norteamericana "Siempre a tu lado. Hachiko".

La historia de Hachikō ya había sido trasladada al cine en el año 1987 (Hachikō Monogatari- ハチ公物語) en una película dirigida por Seijirô Kôyama que se convirtió en un éxito de taquilla. La versión que yo he visto es un remake americano protagonizado por Richard Gere y que ahonda en la relación entre el can y el profesor, aunque esta vez en territorio norteamericano.

Estrenada en el año 2009, la película narra la historia de Parker Wilson, un profesor universitario de música que un día recoge a un perro abandonado de la raza Akita en la estación de su ciudad.  Puesto que nadie lo reclama, el can pasa a ser parte de la familia, que poco a poco irán descubriendo los lazos que pueden unir a una persona y un animal.
Amena, conmovedora, enternecedora, triste o cualquier adjetivo que queráis ponerle describirían perfectamente a esta gran película, una obra de arte que me fascinó y a la que solo puedo poner un defecto, el exceso de americanización de un historia proveniente de un país asiático (realmente como ha ocurrido en otros casos, solo hay que recordar otras obras como The Ring).

Hachi en sus últimos años

¿Quién era Hachikō?

Nacido el 10 de noviembre de 1923 (hace muy poco que cumpliría 90 años) en un granja cerca de la ciudad de Odate, era un perro japonés de raza akita que fue regalado a Eisaburō Ueno, un profesor del departamento de agricultura de la universidad de Tokyo.
Trasladado desde su lugar de nacimiento hasta la estación de Shibuya en una caja y tras dos días de viaje, el perro llegó prácticamente muerto pero los cuidados y el cariño proporcionados por el profesor consiguieron recuperar al animal.
Fue el propio profesor quien le dio nombre al can. Observando las patas delanteras del animal pudo ver que estaban ligeramente desviadas y que tenían cierta similitud con el kanji que representa el número ocho o Hachi en japonés (八).
Cada día, cuando el profesor Ueno acudía a su trabajo, el perro acompañaba a su dueño hasta la estación de Shibuya para despedirlo y, al final del día, volvía a la estación para recibirlo.Esta rutina diaria continuaría con los años, hasta un fatídico día de mayo en que el profesor murió de un ataque al corazón mientras daba clase.
Esa tarde, Hachikō volvió a esperar la llegada del tren de su dueño, que obviamente no apareció, quedándose a vivir frente a la estación durante los siguientes nueve años de su vida, en un ejemplo de lealtad que difícilmente volveremos a ver.
La devoción del fiel animal hacia su dueño fallecido llamó la atención de la gente, que cuidaron y alimentaron a Hachi hasta el día de su muerte, un 8 de marzo de 1935 en que su cuerpo fue hallado frente a la estación de Shibuya tras esperar de forma infructuosa a su dueño durante nueve largos años.
Velatorio de Hachikō en la estación de Shibuya
En 1934, un año antes de su muerte, fue erigida en la misma estación y en presencia del propio can, una estatua de bronce en su honor, que por requisitos militares fue fundida para la fabricación de armas para la Segunda Guerra Mundial. Unos años más tarde, en 1947, otra estatua de bronce en su honor fue colocada en el mismo lugar. Hoy en día todavía podemos visitarla y se ha convertido en un lugar extremadamente popular en el que cada 8 de marzo se recuerda a este fiel compañero.

Restos disecados de Hachikō
La actitud de Hachikō es considerada un ejemplo de lealtad canina, ampliamente reconocido por la sociedad japonesa, y un referente nacional hasta el punto de que, aparte de la estatua en Shibuya, existe un exposición temporal para conmemorar el 90 aniversario de su nacimiento y sus restos disecados pueden verse en el Museo Nacional de Ciencia de Japón (distrito de Ueno, Tokyo).

Por mi parte, tan solo había escuchado la historia en mi primer y único viaje a Japón, pero al final por calendario y desplazamientos no pude ir a ver la estatua. De las películas, ni la americana, y mucho menos la japonesa, me sonaban; pero cuando la vi anunciada en televisión decidí dedicarle un rato a la caja tonta. Ya he comentado que me fascinó, así que ahora en mi agenda tengo un par de anotaciones más: ver la versión japonesa (estoy convencido que será mucho mejor, el original suele ser siempre mejor) y conseguir volver a Japón para visitar la estatua de Hachikō, espero realmente y con mucha ilusión conseguirlo.
Larga y Prospera Vida

Fuente: Wikipedia - Hachikō, Wikipedia - Hachikō Monogatari, Wikipedia - Siempre a tu lado
Imágenes: Wikipedia,  IMDb

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